Sunday, January 22, 2017

La La Land: Una Historia de Amor (La La Land)



Síntomas: Sebastian (Ryan Gosling) es un talentoso músico al borde de la bancarrota; Mia (Emma Stone) es una aspirante a actriz que asiste a incontables audiciones donde nadie reconoce su talento. ¿Podrán encontrar romance y cantar su amor en los pintorescos paisajes de "La La Land"? La Cámara de Turismo de Los Ángeles dice "¡Sí, por favor!"

Diagnóstico: Después de disfrutar los clichés intencionales de La La Land, no me preocupa unirme a las multitudes que aclaman esta película como "una carta de amor a Hollywood". Solo añadiría que en realidad es una carta de amor a la IDEA de Hollywood... no el vecindario de Los Ángeles repleto de "homeless", "dealers" y "trannies", sino aquella utópica "fábrica de sueños" donde el amor es instantáneo, sincero y eterno, y donde el talento, con una pizca de suerte, conduce invariablemente al estrellato... o al menos a la felicidad absoluta. Es lo mismo, ¿no?
Y cuando añadimos el elemento musical, tenemos como resultado una delicada confección similar a un algodón de azúcar: deliciosa pero casi intangible. La diferencia es que La La Land se quedará en nuestro paladar durante mucho tiempo gracias a sus pegajosas canciones y espectacular estilo visual (terrible analogía; mis disculpas de antemano).
No sé si eso baste para llamarle "la mejor película del año" (como parecen prometer sus múltiples nominaciones a todo tipo de premios), pero ciertamente merece una recomendación para fans del cine y de los musicales en general. Ah, y de los dos actores principales, que confirman (aunque no hacía falta) el talento e inmenso carisma que los han hecho famosos.
A decir verdad, Ryan Gosling no me pareció particularmente grato como cantante, pero es uno de esos casos donde la emoción y entrega son más importantes que la voz. Emma Stone canta bien, pero su principal atributo en La La Land es esa mágica combinación de inocencia y entusiasmo que la hacen ideal para el papel de aspirante a actriz en el competitivo entorno de Hollywood, donde la humillación de las audiciones es capaz de erosionar la convicción del individuo más tenaz.
Todo eso es relevante para la narrativa de La La Land pero, aceptémoslo, lo que la gente quiere ver (incluyéndome) no es otro refrito de A Star is Born (referencia para viejos como yo) o Glitter (para las generaciones más jóvenes), sino los maravillosos números musicales concebidos por el director Damien Chazelle y su hábil equipo creativo, incluyendo el compositor Justin Hurwitz, y la coreógrafa Mandy Moore (no la Mandy Moore que están pensando).
Desde los primeros segundos de La La Land, Chazelle establece su brillante visión con un número ubicado en un "freeway" de Los Ángeles, durante la hora de mayor tráfico. Y, como si eso no fuera suficientemente ambicioso, el director de fotografía Linus Sandgren emplea una grácil cámara flotante que se desplaza entre las escenas como un bailarín más, con movimientos fluidos y espontáneos que ocultan su cuidadosa planeación. En mi humilde opinión, el trabajo de cámara de La La Land rivaliza el de Birdman, y no estoy exagerando.
Tampoco revelaré el resto de los números musicales, pero baste decir que todos funcionan igualmente bien para lucir la música, los actores y, desde luego, la ciudad de Los Ángeles.
La historia es simple pero funcional, con algunas complicaciones de último minuto para balancear la ligereza de su desarrollo. Y si bien Ryan Gosling y Emma Stone son los dueños absolutos de la película, también merecen mención J.K. Simmmons, Rosemarie DeWitt y John Legend (sí, el que están pensando) en papeles secundarios que parecerían superfluos si no contaran con la presencia de estos intérpretes. Mi única queja es que nunca dejaron cantar a Rosemarie DeWitt, una de mis actrices favoritas. Si las "roomies" de Mia tuvieron su número, ¿por qué no la hermana de Sebastian? Bueno, tal vez estoy pidiendo demasiado.
La La Land me pareció una excelente película musical cuya historia quizás funcionaría sin las canciones... pero no sería tan divertida. Y, sí, ya entendimos que a Damien Chazelle le encanta el jazz (su película previa fue la notable Whiplash); sospecho que su propósito secreto fue implantar ese estilo musical en nuestras cabezas, donde permanecerá muchos días después de salir del cine. Desafortunadamente soy malísimo para silbar...
Calificación: 9

IMDb

6 comments:

  1. Estoy confundido pablo, tu critica de La La Land esta llena de sarcasmo o en verdad es una sincera recomendacion.por favor aclara.

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  2. Unknown: Las dos cosas ;-) Lo que intenté transmitir es que La La Land tiene algunas fallas y una historia repleta de clichés, pero a fin de cuentas la disfruté mucho por la música, las actuaciones, y la visión del director. Entonces, le daría una sincera recomendación con algunas reservas que serán más o menos relevantes según los gustos de cada espectador. Ojalá esto resuelva tu duda, y feliz semana!

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  3. Presiento que voy a hallarme entre la minoría. Y ahora que parece inevitable que La La Land se encumbre con el Oscar a Mejor Película, tras haber arrasado con todo a su paso, más parecerá que intento ser un hipster amargado que va contra la corriente. :P
    Pero no es así. De hecho, la película anterior de Chazelle (Whiplash) me pareció genial, dicho sea de paso.

    La verdad es que me pareció que La La Land se puede resumir en un hashtag: #whitepeopleproblems.
    No he podido identificarme con los personajes, y no lo digo solo por lo físico (ja). Al de Gosling solo se le puede calificar de pretencioso (lo es al punto de destruir propiedad ajena, pero es tan adorable la parejita, awww. No, en serio, ¿Qué le hicieron los de samba con tapas? Nada. Es como que de buenas a primeras vaya a patear al perro del vecino porque le gusta la saga de Saw o Rápido y Furioso). Tiene deudas encima de las deudas, pero se niega a trabajar como se le pide porque "no puedo tocar lo que quiero, man". O porque, caracoles, tiene que "venderse" (el romanticismo del "artista muerto de hambre" me toca bastante las narices) y (oh, el sacrilegio) tocar un sintetizador.
    Esperen, voy a hacer sonar el violín más pequeño del mundo.

    El de Stone sufre de lo mismo que muchos aspirantes a actores/actrices: el riguroso y en ocasiones cruel proceso de audición. Pero ni su vida ni su futuro están en juego: vive en un departamento amplio y cómodo, conduce un Prius y tiene una familia que la apoya y le consintió dejar la universidad para perseguir su sueño por seis años.
    Pero que duro es. Que mala es la audiencia. Creo que me voy a rendir y retomar mis estudios universitarios.

    (Sad Trombone.mp3)


    Y para colmo, tras aguantar dos desangeladas horas y los cansinos clichés de Hollywood en lo que a parejas respecta, (SPOILER: ni terminan juntos, ¡Bah!).

    Por cierto: Me parece inmensamente curioso como medios y críticos por igual le han hecho montón a "The Great Wall" por aquello del "salvador blanco", pero aquí el hecho de que un güero es la última esperanza del *verdadero jazz* es cuanto menos gracioso de manera involuntaria. Y nadie hizo alharaca.

    Un saludo, Pablo, esperando que hayas pasado genial el puente que se acaba de terminar. ;)

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  4. El jinete de la perdición: ¡Ja, ja! Muchas gracias por esa excelente deconstrucción de La La Land, que desde luego no puedo refutar. Creo que todo depende de aceptar la "fantasía hollywoodense" de la cinta, y no tomarla como un drama legítimo (a diferencia de la excelente Whiplash, como acertadamente señalas). Tienes razón... La La Land es demasiado "vainilla"... pero, como muchos otros musicales, prefiere trabajar con clichés para facilitar la narrativa y dedicar su energía a los números musicales. Habiendo dicho eso, tengo la esperanza de que gane Hell or Hight Water. Y habiendo dicho eso, la Academia nunca me ha inspirado gran confianza ;-) Muchas gracias de nuevo por compartir esa incisiva perspectiva, y un abrazo!

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  5. Pablo, ¿cuál te gustó más: La La Land o The Artist? ¿Por qué?

    Saludos y suerte!

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  6. Anónimo: Buena pregunta! Creo que The Artist me gustó más porque la historia es más interesante, la técnica derrocha amor por el cine clásico... y desde luego por el tremendo perrito. Muchos saludos y feliz semana!

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