Sunday, September 4, 2016

Un Juego Sin Reglas (Nerve)



Síntomas: La joven Venus Delmonico (Emma Roberts) necesita dinero para pagar sus estudios universitarios, y por eso accede a participar en un juego viral llamado "Nerve", donde los jugadores reciben retos absurdos que deben cumplir y grabar con sus teléfonos móviles para deleite de miles de seguidores. Al principio los retos parecen travesuras inocentes (besar a un extraño, probarse un costoso vestido), pero eventualmente Venus descubre que el juego es más peligroso de lo que imaginaba.

Diagnóstico: El concepto central de Un Juego Sin Reglas (no sé qué película vio el traductor mexicano; el juego Nerve tiene reglas muy estrictas, y gran parte de la película gira en torno a los participantes que se atrevieron a romperlas) es muy ingenioso, y hasta parece mentira que no exista ya algo así (¿o quizás existe, pero solo en la "dark web"?) Sin embargo la historia que desarrollaron los directores Henry Joost y Ariel Schulman (basados en una novela de Jeanne Ryan) pierde credibilidad con alarmante rapidez, convirtiendo las provocativas disyuntivas éticas del juego en una serie de caprichos diseñados para generar drama y suspenso que rara vez se sienten auténticos.
Aún así pasé un rato entretenido con Un Juego Sin Reglas, gracias a la enérgica dirección de Joost y Schulman, y a las actuaciones de Emma Roberts y Dave Franco (en el papel de Ian, otro participante que acompaña a Venus en sus misiones). No digo que sus actuaciones sean "buenas", pero encajan perfectamente en el frívolo e hiper-melodramático entorno del juego Nerve, que no solo busca humillar a sus participantes o arriesgar sus vidas, sino provocar conflictos personales que atraerán más espectadores virtuales.
Lo malo es que, como dije, Un Juego Sin Reglas se vuelve más inverosímil con cada nuevo detalle que nos revelan. Para empezar, Nerve no parece un juego económicamente sustentable; sus creadores regalan miles de dólares, y deben mantener una considerable infraestructura tecnológica para satisfacer a sus clientes (supongo), a cambio de suscripciones relativamente baratas. Y, bueno, ni siquiera toquemos el tema de la legalidad del juego, sus omnipotentes algoritmos de “data mining”, y la ausencia total de policías durante las más espectaculares "hazañas" de los jugadores (excepto cuando son necesarios para complicar la trama, naturalmente). Pero incluso haciendo a un lado los enormes agujeros lógicos (¿bastan dos inocuas acciones para estar en primer lugar?) y exageraciones tecnológicas (¿qué pensarán los directores que significa "Open Source"?), el principal problema está en las reacciones de los protagonistas. Además de necesitar dinero, Venus tiene una motivación personal para participar: su mejor amiga, Sydney (Emily Meade), se burló de que Venus jamás sería "participante" en la vida; solo "espectadora". Y, claro, esa provocación basta para que Venus haga cosas totalmente contrarias a su carácter. En cuanto a Ian, su presencia es tan forzada como interés romántico que obviamente "no es lo que aparenta". Entonces, en vez de empezar con personajes realistas atrapados en una situación extraordinaria, tenemos títeres pre-fabricados para llenar los requisitos del libreto. Supongo que no debería sorprenderme; una visita a Amazon confirmó que la novela "Nerve" pertenece a la categoría "young adult"... en otras palabras, compite en el mismo mercado que The Hunger Games, The Maze Runner, Divergent, I Am Number Four, Stormbreaker, Eragon, The Host, The Giver, Warm Bodies, Blood and Chocolate, Jumper, y muchas otras historias que tomaron prestados clichés de terror y ciencia ficción para amenizar simplonas fantasías adolescentes con obligatorias tangentes románticas y mucho drama juvenil. Por cierto, la otra novela de Jeanne Ryan se llama "Charisma", y trata de una chica tímida que se somete a un "makeover" genético con resultados inesperados... me pregunto cuánto tiempo tardaremos en ver esa película.
En fin... tomándola como simple pasatiempo de fin de semana, Un Juego Sin Reglas resultó entretenida y olvidable, apelando a las obsesiones digitales del público juvenil para "conectar" en un nivel más emocional (ya sabemos que las experiencias de vida solo son válidas si quedan registradas en video o alguna forma de red social). Y nos quejábamos de Pokémon Go...
Calificación: 7

IMDb

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